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jueves, 25 de mayo de 2006

ojepsE

Abrió los ojos y aún era de noche. Apagó el despertador antes de que sonase y desde la cama se vio sentado en la silla de la esquina opuesta del cuarto.

No pudo verse la cara, pero sintió que lloraba. Se siguió con la mirada hasta la sala y se puso de pie para verse tomar el desayuno en la cocina. Se sentó a su lado y se habló del tiempo. Se ayudó a vestirse y se despidió con deseos de un día tranquilo. Se saludó por la ventana y se perdió al doblar la esquina.

Nueve horas después se abrió la puerta y se contó cómo le había ido en el trabajo; lo de siempre. Se prometió buscar algo mejor y se cebó unos mates. Encendió la tele y se preguntó si estaba bien esa película. Se sirvió la comida y se siguió hasta la cama después de verse lavar los platos.

Se quedó de pie mientras se veía dormirse, solo, cansado; como todos los días. Se dio un beso en la mejilla y se acarició el pelo antes de cerrar los ojos hasta el otro día. No pudo verse la cara, pero sintió que lloraba.

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