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viernes, 26 de mayo de 2006

Pago adelantado

Podemos encontrar muchas cosas que pagamos todo el tiempo por adelantado: el alquiler, el tren, la cuota del club y varias más. Continuamente estamos cubriendo un costo que todavía no disfrutamos. Y en general este pago viene acompañado de un sabor amargo por cumplir nuestra parte del acuerdo por adelantado, sin la garantía absoluta de que estemos todo ese mes en el departamento, o que viajemos bien, o que estemos con ganas de ir a la pileta todos los días.

Pero hoy, 26 de mayo de 2006, pagué por adelantado dos meses de felicidad. Y no va a haber enfermedad ni nada ni nadie que me impida disfrutar. La sentí cuando salí del correo con la cuenta en mis manos y todavía está conmigo. Espero que me acompañe durante los preparativos y el viaje, que esta felicidad que tengo ahora no se vaya por un tiempo.

Y será que falta sólo un mes, 30 días para empezar el viaje con la estadía más larga en Argentina. Más de dos meses en casa, en aquella casa, en mi casa, en nuestra casa. Mañanas de invierno con mates y facturas con mucho dulce de leche. Almuerzos en familia y sobremesas con discusiones de mundial. Todo junto, una dosis de argentinidad en cápsulas que duran 70 días. Me imagino el reencuentro con amigos, las salidas porque sí, sin avisos previos ni arreglos agenda en mano. La mirada de los que me conocen desde siempre. La complicidad conmigo mismo. Lo bueno y lo malo de estar. Mi vieja corriendo atrás de mi hermano por la ropa, mi hermana que está triste porque se volvió a pelear con su novio y un segundo después contentísima por la reconciliación. Mi viejo que me mira y con esa cara que entienden sólo los hijos me dice “¿tomamos unos amargos?”. Mis abuelos y sus mañas, sus comidas y sus mimos. Faltarían sólo unos pocos, amigos errantes en el mundo que esta vez no coincidieron el lugar. Ezequiel con su talento en forma de fotos y Carolina con el futuro en su vientre. Emociones enteramente en español, sin diccionario ni medias tintas.

Con todo esto se me empezó a llenar el pecho esta mañana. Y lo que más me excita de este viaje es que nadie, ni familia, ni amigos, saben que el 27 de junio voy a llegar a Ezeiza.

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